24.11.06

Clima

Desde el punto de vista climatológico, el territorio de la provincia de Córdoba está comprendido en la zona templada. Su extremo norte más próximo al trópico de Capricornio dista de él 670 km y su extremo sur dista del círculo polar antártico unos 3.505 km. Su clima es estrictamente mediterráneo; su límite oriental dista del océano Atlántico 480 km y su límite oeste, 520 km del océano Pacífico.

Los veranos son cálidos y los inviernos, generalmente secos, no excesivamente rigurosos. La temperatura media anual está comprendida entre los 16° y 17°C, aproximadamente. La amplitud anual es de 14° a 15°C.

Las precipitaciones, que son suficientes, superan los 500 mm anuales, excepto en el norobbeste de la provincia, donde las lluvias no alcanzan los 200 mm por año. Los vientos del este y del oeste son raros y de muy corta duración y fuerza. A partir de setiembre empiezan a predominar el viento norte y el nordeste, que sopla con fuerza creciente a medida que un centro de depresión ciclónica se define en el frente polar. La zona serrana es de clima benigno y seco, por lo que es muy frecuentada para los enfermos de las vías respiratorias.

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Desde los comienzos del turismo en la Argentina, la provincia de Córdoba fue uno de los centros principales de esa actividad, merced a una serie de factores concurrentes entre los cuales se destacan la belleza paisajística de sus serranías y la bondad de su clima. Aire puro, abundante sol, y temperaturas agradables en casi todos los meses del año, tiñen el paisaje de diferentes tonos a medida que la estaciones van dejando colores en la vegetación. Tantas son las cualidades de este clima, que años atrás, cuando la medicina aún mantenía una estrecha relación con la naturaleza, Córdoba era recomendada como lugar en donde aliviar los males respiratorios y otras enfermedades. Gracias a esto, personalidades de la talla de Lino Spilimbergo, o Ernesto Che Guevara, llegaron hasta nuestras tierras y formaron aquí parte de su historia. Sin pretender hacer un análisis exhaustivo de las diferentes características del clima cordobés, nos parece apropiado trazar alguno de los rasgos más sobresalientes de este complejo entramado de factores y elementos que van variando el paisaje de la provincia con el paso de las estaciones.
Tiempo cálido y húmedo, con vientos del Norte:
Los vientos son constantes y soplan durante períodos de tres o cuatro días, disminuyendo al llegar la noche. Sobre el relieve de las sierras se forman nubes que tienden a desaparecer cuando cae la tarde. Este seudo frente de tormentas rara vez produce lluvias, a excepción de algunos meses en que suelen sorprender con algunas precipitaciones dispersas. Al atardecer, las nubes comienzan a teñirse de naranja, transformando los relieves de la provincia en encantadoras imágenes.
Tiempo tormentoso, con Vientos del Sur:
El cambio climático suele producirse con vientos del Sur. Precipitaciones que a partir del mes de octubre suelen ser abundantes y producir crecidas en los cursos de agua que bañan el relieve de la provincia. Por lo general, estas lluvias son de corta duración y pronto el cielo se despeja. Cuando esto sucede, un renovado verde cubre las sierras de Córdoba.
Tiempo frío de Invierno:
En los meses invernales de julio y agosto, se gozan días de calma con gran transparencia. Durante el día, la temperatura no se mantiene demasiado baja, pero desciende importantemente en la noche. Es imprescindible tener en cuenta que no existen extremos climáticos en la provincia, por lo que en la mayoría de su territorio las temperaturas no descienden, ni ascienden, a niveles intolerables.
Tiempo de sudestada:
Esta sudestada en invierno produce precipitaciones ligeras y prolongadas que se acentúan pudiendo convertirse en nieve en las altas cumbres o pampas de altura.
El clima cordobés es típica expresión de una zona templada, con características específicas de provincia mediterránea. Caminar por el lecho de los ríos, refrescarnos en sus ollas naturales cuando en verano el clima es propicio para remontar las playas de Punilla. Alojarnos en cabañas alpinas, desde la calidez de un hogar prendido mientras por la ventana asoman los pinares nevados del invierno en Calamuchita. Primavera estalla con mil colores, cubre la sierra de verde, tiñe de blancas flores la acacias de San Clemente, los dominios de las Sierras Chicas, el frondoso parque de Santa Catalina. Cuando el otoño cae en forma de hojas secas, el Norte brilla bajo un cálido sol, la capital cordobesa se pinta en dorados y ocres, los dominios de la cañada, las iglesias y sus campanarios lucen mejor que nunca. Cada rincón de la provincia cambia con el paso de las estaciones, con el de las lluvias y las temporadas de verano. Esto mismo es Córdoba, un sólo paisaje que estalla en mil paraísos que cada día se van renovando.

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